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La música folclórica boliviana ha sufrido pocas transformaciones debido al aislamiento geográfico del país. Incluso hoy en día se utilizan instrumentos prehispánicos, como ser las variantes de Siku o Quena. Sin embargo, las tradiciones musicales de los Andes evolucionaron a partir de una serie de influencias preincaicas, incaicas, españolas, amazónicas e incluso africanas; cada región de Bolivia desarrolló sus tradiciones musicales particulares.
El sonido de la música andina (+info), por ejemplo, procedente del frío del altiplano, es persistente y lastimero, mientras que el de las cálidas regiones de Tarija ofrece tonos más vibrantes y coloridos. La música andina original fue instrumental, pero las tendencias hacia la popularización de hermosas melodías inspiraron a los incas que añadieron tonos más trágicos, agridulces o taciturnos.
En las tierras bajas del norte de Bolivia, la influencia jesuita en la música chiquitina, moxa y guaraní dejaron un legado singular, que hoy aún se manifiesta y se mantiene perfectamente en las tradiciones musicales. Los jesuitas estimularon en las tribus la educación y difusión de la cultura de la época. Artistas y músicos extremadamente talentosos, los nativos crearon instrumentos de música artesanal (los famosos violines y arpas hechos en el chaco por ejemplo), y aprendieron e interpretaron la música barroca, reproduciéndola a la perfección.
En Bolivia, los espectáculos de música popular se llaman peñas. Podemos escucharlos en la mayoría de las principales ciudades
Aunque el sonido primario de las bandas de metal parece ser una parte integral de la mayoría de los festivales sudamericanos, las tradiciones musicales andinas combinan una variedad de instrumentos que, para algunos, vuelven a la época colonial. A comienzos del siglo XVII, los nativos de los andes ya habían mezclado y adaptado los modelos españoles para crear otros que reproducían mejor su sistema pentatónico (escala musical), utilizando un instrumento hecho de cuerdas de tripas de llamas y una caja de resonancia.
El charango - el instrumento nacional de cuerda - apenas es diferente de los de antaño, aunque el material que ahora se utiliza para hacer las cajas de resonancia ya no viene del quirquincho sino de la madera, con el fin de mejorar la calidad del sonido y la resistencia de los instrumentos.
Otro instrumento de cuerda, el violín chapaco es una variante del violín europeo y se originó en Tarija. Es el instrumento favorito de la semana Santa y la fiesta de San Roque a principios de septiembre. Antes de la llegada del charango, la melodía se hacía esencialmente de instrumentos de viento.
Los más conocidos son la quena y la zampoña (flauta de pan), que aparecen en la mayoría de las actuaciones musicales tradicionales. Las quenas son simples flautas de caña bronceadas, mientras que las zampoñas son más complejas. Se toca soplando aire a través de los extremos abiertos de las lengüetas conectadas el uno al otro por orden de tamaño. Tanto las quenas como las zampoñas aparecen en una amplia variedad de tamaños y escalas sonoras. Las percusiones también están presentes en la mayoría de festivales y actuaciones musicales. En las tierras altas, el tambor más popular es el wankara.
